Abu Ghraib. Abuso de poder

“Abu Ghraib. Abuso de Poder. Obras sobre papel de Susan Crile”, transmiten un mensaje claro y valiente a través de 29 obras que, con motivo del Día Internacional Contra la Tortura, se exponen del 27 de junio al 30 de septiembre de 2007 en el Museo di Roma in Trastevere.
Son imágenes inspiradas en las fotos tomadas en la cárcel de Abu Ghraib, duras y graves, en las que la blancura del yeso representa la fragilidad de las víctimas, tan similar a las siluetas cubiertas de ceniza huyendo del World Trade Center o a las carcasas de los cuerpos de las víctimas de la erupción de Pompeya.
Las fotos de Abu Ghraib, que son la génesis de un notable trabajo sobre papel de Susan Crile, presentan un rasgo distintivo singular: convierten la tortura en tangible, palpable, visible y la transportan del simple reportaje al centro de la conciencia colectiva. Y la artista, a dos años de distancia de los hechos acontecidos en la prisión iraquí, impacta nuestra mirada con la descarnada humanidad que presenta su trabajo: el encuentro entre seres humanos. Más allá de lo que sucediera en aquella época, estas imágenes reducen la tortura a su esencia: humillación, degradación y sufrimiento.
Retratar el sufrimiento es uno de los principales temas del arte occidental y parte de este tema es el intento de la artista de dar con una forma visual a través de la cual el espectador pueda identificar o encontrar empatía con el propio sufrimiento. Las fotos de Abu Ghraib no han sido tomadas con la intención de crear esta conexión, sino que Susan Crile, manipulando sabiamente los signos del poder que ya son familiares en dichas imágenes, denunciándolos como expresión de la brutalidad y de la perversión, ha transformado de nuevo en seres humanos a estos objetos del abuso, de la degradación y del desprecio.
Son imágenes que en las manos de esta artista estadounidense despiertan la empatía olvidada y nos abren los ojos a eufemismos como “adaptación al medio”, “desnudez forzada” y “uso de perros para crear estrés”.
Una tristísima degradación que, de la mano del artista, insiste en recuperar y al recuperarla, emana la belleza esencial e inextinguible de la forma humana. Si existe la redención, aquí es lo que se busca: la línea palpitante, aún vital entre imágenes oprimentes de cuerpos retorcidos.
Son imágenes que han servido para que por primera vez en cinco años de guerra de terror la tortura se elevara ante la conciencia colectiva, chocante, molesta, pero innegable.

(En noviembre de 2003, apenas cinco meses del inicio de la guerra de Irak, el soldado especial Joseph Darby, repatriado para descansar, preguntó a un colega de la prisión de Abu Ghraid qué había sucedido durante su ausencia. Como respuesta, el soldado especial Charles Graner le mandó dos CD que contenían, como Dardy descubriría de inmediato, centenares de fotografías digitales, muchas de ellas con policías del ejército americano y soldados de los servicios secretos cometiendo abusos con los prisioneros. Dichas fotografías se convirtieron en las imágenes más famosas de la guerra).