Apuntes biográficos de Trilussa

Giovanni Carpanetto, Ritratto di Trilussa, 1915, olio su tavola

1871 - 1886
Carlo Alberto Camillo Salustri nació en Roma en via del Babuino el 26 de octubre de 1871. Se ha escrito mucho sobre la fecha de nacimiento de Trilussa porque tenía la costumbre de quitarse años. Entre sus papeles personales se cuentan hasta cuatro pasaportes, cada uno con una fecha distinta: entre 1871 y 1874. Fue hijo de Vincenzo, camarero y Carlotta Poldi, modista. En 1872 a los tres años de edad murió su hermana Isabella de difteria. En 1874, falleció su padre y la familia se trasladó primero a via di Ripetta, luego a la plaza de Pietra, al palacio del marqués Ermenegildo Dei Cinque Quintili, padrino de Carlo. Entre 1880 y 1886 cursó la escuela elemental primero en el Colegio de San José y luego en el Angelo Mai.
1887 - 1899
Cuando terminó la escuela, Carlo se apasionó por la lectura de los sonetos de Belli y Zanazzo, fundador y director de “Il Rugantino”. Precisamente en el n. 7 del folio del folclore romano que publica el primer soneto La invención de la imprenta. De esta forma, empezó a colaborar con algunos periódicos romanos como “Capitan Fracassa”, “Don Chisciotte”, “Travaso delle Idee”o “Il Messaggero”, donde firmaba con el pseudónimo (el anagrama de su apellido): Trilussa. En 1888 publicó en el “Il Rugantino” un recopilación de los versos dialectales dedicados a veinte mujeres hermosas, llamada Estrellas de Roma, aunque recibiría ásperas críticas por no utilizar el auténtico dialecto transtiberino. En 1890 y 1891 compiló dos almanaques romanescos titulados El mago de Borgo; en 1895 publicó en Voghera Cuarenta sonetos, ilustrados por Gandolin; en 1896 Folchetto publicó sus Otros Sonetos.
1900 – 1920
La editorial Voghera le publica Las fábulas romanescas y Café concierto y, en 1903, Er serrajo. Ese mismo año participó en Milán en el “Torneo Aficionado Italiano” y realizó en los años siguientes exitosas giras con otros poetas principiantes por diversas ciudades de Italia (Padua, Brescia, Ferrara…). En esos años Voghera le publicó Las fábulas (1908), Los Sonetos (1909), Nuevas Poesías (1910) y Las historias (1912). En 1913, los editores Carra y Bellina publicaronn, sin su acuerdo, Las Estrellas de Roma, aunque bajo el título A tozzi e bocconi. Para el editor Cappelli de Bolonia publicó Las funciones de la vida (1918), para Voghera Lobos y ovejas (1919) y para Moderníssima, Las fábulas (1920).
Trilussa ya era famoso y en ese momento conoció al amor de su vida: una muchacha de Trastevere a la que lanzó como estrella del cine con el nombre de Leda Gys. En Roma, vivía en via Maria Adelaide, en uno de sus estudios-vivienda, un poco bohemia, creados por Hermann Corrodi. Se trataba de un enorme salón repleto de objetos de todo tipo: mobiliario extraño, recuerdos exóticos, animales disecados, alfombras, cuadros, libros, fotografías, instrumentos musicales, estatuillas y muchísimas caricaturas. En esta especia de “sala de las maravillas”, Trilussa recibía a diario a amigos, aspirantes a poetas, admiradoras, periodistas… No compartió nunca su excéntrica vivienda a excepción de su gato Pomponio (era conocida su gran pasión por los animales) y de su fiel gobernanta Rosa Tomei.

1921 - 1932
En 1922, Mondadori empezó a publicar las colecciones de Trilussa: Lobos y ovejas, Las fábulas, Nuevas poesías, Las cosas, Los sonetos, Las historias, Hombres y bestias. Su producción artística le había hecho famoso en toda Italia y, más tarde, en Europa y hasta en Argentina donde en 1924 fue recibido triunfalmente. Gracias a sus versos tuvo un nivel de vida bastante bueno. Vestía como un clásico provinciano, con corbatas vistosas y mostachos muy cuidados, solía acudir a los salones, teatros, cafés de moda y fondas, donde siempre cosechó mucho éxito, especialmente entre el público femenino. Entre sus amistades se contaban intelectuales como Marconi, Mascagni, D’Annunzio, Mondadori, D’Amico o Leoncavallo.
En 1927, en pleno régimen fascista, Asvero Gravelli volvió a publicar 23 fábulas y las tituló Fábulas fascistas porque «tienen un alma amante de la claridad, la pureza y, por ello, bien pueden llamarse fascistas».
En realidad, Trilussa rechazó esta etiqueta política, al igual que la definición de “antifascista” pues su oposición al régimen era conocida, pero silenciosa.
Hay quien acerca el nombre de Trilussa al de Benedetto Croce por su forma de ser antifascistas. Sobre este tema, Croce escribió al poeta (se conocían gracias al dramaturgo napolitano Roberto Bracco) para agradecerle un libro que le había regalado: «Te doy las gracias por la profunda alegría, que no ha sido sólo alegría, sino también una emoción como si estuviéramos volviendo a la época de bromas y sonrisas a las que estamos tan poco acostumbrados en medio de tanta desgracia y tragedia épica».
En 1927 también publicó en prosa Picchiabbò ossia La moje der ciambellano (ed. Fauno) y, para Mondadori, La gente (1929) y La cerdita blanca (1930).
Su editor Formiggini le publicó algunas poesías juveniles tituladas Muestrario un pequeño libro de anécdotas: Polvillo.
Escribió textos para Petrolini y Fregoli, pero a pesar de todas estas colaboraciones las deudas empezaban a asediarlo. En 1932, publicó en Mondadori Júpiter y las bestias.

1933 – 1950
Para Mondadori publicó Cien fábulas (1934), Libro mudo (1935), Doscientos sonetos (1937), El espejo y otras poesías (1938), La sinceridad y otrs fábulas nuevas y antiguas (1939).
En 1944 apareció su último recopilatorio: Agua y vino.
En 1935, Silvio D’Amico le dedicó una biografía.
Sus condiciones económicas eran cada vez más precarias y hasta su salud se debilitaba por problemas asmáticos. Empezó a salir menos y a no recibir a casi nadie en su casa, hasta renunció a su querida copa de vino de Frascati. Rosa Tomei, su secretaria, gobernanta y enfermera, cuidó de él durante años. El 1 de diciembre de 1950, el Presidente de Italia, Luigi Einaudi, lo nombró senador vitalicio por sus “altísimos méritos en el campo literario y artístico” y él comentó, dirigiéndose a Rosa: “Somos ricos”. Pero no tuvo tiempo de beneficiarse de su cargo, porque murió veinte días después el 21 de diciembre de 1950.
No vio cumplido ni siquiera su último deseo: en 1951, se publicaron póstumamente todas sus poesías en un único volumen.